¿Telenovelas con causa?

¿Telenovelas con causa?

Darwin Franco

Las telenovelas son el producto televisivo mexicano por excelencia, tanto en el consumo como a nivel de producción. Tal es su importancia que anualmente se trasmiten 13 mil 659 horas -250 horas en promedio por semana- lo que las catapulta a ocupar el prime time, mejor franja horaria en la televisión (7 a 11 pm) y, por tanto, a incrementar las ganancias de sus productores, en un 200 por ciento ,con respecto a la inversión inicial. Una telenovela mexicana cuesta, aproximadamente, por capítulo, 180 mil dólares.

Dentro del informe 2009 del Observatorio Iberoamericano de Ficción Televisiva (Obitel), con sede en Guadalajara, se precisó que las 10 telenovelas más vistas en México son producidas por Televisa, por lo que su supremacía en la producción de ficción sigue garantizada, a pesar de que Tv Azteca ha incrementado su barra programática de dos a cinco telenovelas por día. Las telenovelas representan casi el 10 por ciento de las ganancias anuales de ambas televisoras.

Sin embargo, las telenovelas han comenzado a destacar en otro terreno: “el político”, pues comienzan ser productos donde es fácil naturalizar las posturas ideológicas de las televisoras o simplemente se encargan de ofrecer un nuevo espacio para la “publicidad política”, como ocurrió en las elecciones presidenciales de 2006 cuando en la telenovela La fea más bella (Televisa) la protagonista salió a promover las bondades que tendría el votar por el ahora presidente Felipe Calderón.

Un caso más reciente tiene que ver con la promoción del Partido Verde Ecologista de México (PVEM) dentro de la telenovela Un gancho al corazón (Televisa) donde, coincidentemente, actuaba Raúl Araiza, actor e imagen del Verde en las pasadas elecciones. El personaje de Araiza portó, del 15 al 19 de junio -dentro de la telenovela-, varias camisetas con la leyenda: “Soy verde”, haciendo alusión directa a la campaña que, junto a la actriz Maite Perroni, encabezó por órdenes de Televisa.

Tal fue el contubernio de la televisora con el PVEM que el Instituto Federal Electoral -el pasado 18 de agosto- tuvo que salir al paso y “amonestar moralmente” esta clara violación a la Ley Electoral vigente, pero todo quedó en una llamada de atención y no se fue al fondo del asunto.

Las telenovelas mexicanas, tan volcadas históricamente al espacio privado y a las problemáticas familiares, han comenzado a incidir en temas y problemáticas contemporáneas. Pero cuidado, porque la intensión no es generar en la audiencia una discusión pública al respecto, sino introducir de forma natural e, inclusive, de forma implícita, posturas político-ideológicas y plataformas partidistas con fines electorales.

Pero el alcance no sólo se queda ahí, sino que también busca incidir en la percepción del televidente en “derechos moralmente incorrectos” como la despenalización del aborto y la Ley de sociedades de convivencia en el Distrito Federal, temas que en la telenovela Alma de Hierro (Televisa) han sido introducidos para inhibir tales derechos ciudadanos al calificarlos como pecados.

Ni hablar, Televisa no miente al decir que tiene “telenovelas con causa” sólo que la causa no está enfocada en la audiencia y en el ofrecimiento de contenidos con mensaje social sino en temáticas socio-políticas que favorecen los planes y estrategias dramáticas de una televisora que siempre va en busca de su final feliz.


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